Djokovic conquista Melbourne y vuelve a ser el rey del tenis

El serbio gana su décima corona en la Rod Laver Arena y empata a Nadal en 22 Grand Slams

Tsitsipas lo luchó hasta el final, pero 'Nole' mostró su mejor versión para llevarse el 'major' en tres sets

Djokovic, en el Open de Australia

Djokovic, en el Open de Australia / EFE

Albert Gracia

Albert Gracia

Melbourne vuelve a coronar a Novak Djokovic. Tras no poder acudir en 2022 al negarse a ser vacunado y ver como Rafa Nadal aprovechara para agrandar su leyenda, el serbio se ha tomado su venganza particular. Llegó con el cuchillo entre los dientes a la Rod Laver Arena y se marcha a lágrima viva. Es su territorio. Nadie ha ganado tanto aquí. Nadie osa alcanzar los ya diez títulos en Australia.

Melbourne hace rey a un 'Nole' que sigue agigantando su palmarés en el Abierto, que empata con Nadal en el palmarés de Grand Slams (22) y que, por si fuera poco, le hace recuperar el cetro mundial del tenis. Con su victoria, Djokovic vuelve a ser el número uno del mundo y sucede a Alcaraz. El 'Big Three' aún no ha dicho su última palabra.

Este año, y ante un Tsitsipas que venía de ser el tenista con mayor número de victorias del año pasado pero que no le había servido para sobresalir en los torneos grandes, el de Belgrado ha vuelto a lucir a los 35 años su mejor versión. Como durante todo el torneo. El griego llevó dos de los tres sets al 'tie break', pero ahí Djokovic demostró por qué es junto a Rafa el tenista que más 'majors' tiene en su palmarés.

No le tembló el pulso en los puntos decisivos, se recompuso a cualquier intento de 'break' de Tsitsipas (empató el del griego en el tercer set) y terminó llevándose el partido y el Open en tres sets (3-6, 6-7 y 6-7). Ni tres horas necesitó para pasar por encima de un Tsitsipas al que ha ganado en once de las trece ocasiones en las que se han enfrentado.

Ante las dudas del griego, el serbio puso toda la convicción del campeón. A Stefanos le siguen quedando 'grandes' los Grand Slams. Aún no ha conquistado ninguno. La 'Next Gen' deberá esperar su momento. Djokovic y Nadal aún tienen mucho que decir.

Con la sexta marcha puesta desde un principio

Llegó a Melbourne más como villano que como héroe, después de un durísimo mes, pero Novak se olvidó de todo y se puso a jugar a su mejor nivel hasta plantarse en la gran final. Y aquí, en su territorio y cuando solo vale ganar, el serbio saca todo su recital. Ya desde un inicio, donde su poderoso saque apenas tuvo respuesta de un Tsitsipas que cuando se quiso dar cuenta ya andaba 1-4 en contra. Nole castigó el revés del griego y se aseguró su primera manga sin demasiados problemas.

Más le costó la segunda. De hecho, Stefanos tuvo bola de set con 4-5 en luminoso que quién sabe si hubiera cambiado la final por completo. El griego logró remontar el vuelo desde un principio, dejó de sufrir en todos y cada uno de los servicios de Nole y se puso a pelear la final. Se lo creía.

Tuvo el set en su mano en ese 4-5 y 30-40, pero al final terminó jugándoselo todo al 'tie break'. Y ahí Djokovic se hizo enorme. Puso la directa con el 1-4, Stefanos hizo lo más difícil que fue igualarlo 4-4, pero terminó cediendo ante la mejor versión del serbio. El arte de los 'grandes' de salir vivo de cualquier situación adversa.

El 'break' de Tsitsipas

El tercer set llamaba a reabrir de nuevo la final tras el 2-0 de Nole. Tsitsipas lograba el 'break' en el primer juego de la tercera manga e incendiaba la final. Pero otra vez la raqueta de Djokovic acudía a su rescate. Recuperó el 'break' y llevó a Tsitsipas a la desesperación.

Cuanto más y mejor golpeaba el griego más y mejor lo hacía el serbio. Y con el duelo igualado, la entereza y la 'costumbre' de los que están acostumbrados a vivir en el alambre se impone. Otra vez se fue el tercer set al 'tie break' y otra vez salió Nole vencedor. Arrancó nuevamente el serbio arrasando con 0-5, se acercó el griego con el 5-6, pero la historia ya estaba escrita. 5-7 en el 'tie break'. Final. Gloria para Djokovic. Las lágrimas del serbio son las de la venganza, las de volver a sentirse el rey de Australia y las del número 1 del mundo.