El Barça vuelve a reinar en Europa. Las blaugrana derrotaron al Wolfsburgo, que se había adelantado por partido doble en la primera parte, con una remontada épica impulsada por una inspirada Patri Guijarro. La futbolista todoterreno no solo ha cumplido con nota la complicada tarea de sustituir a Alexia Putellas esta temporada, sino que brilló en el Philips Stadion con dos goles que devolvieron al Barça a la pelea por el título y que le valieron el MVP de la final.
No fue un camino plácido como el de la goleada al Chelsea en la final Göteborg. El Wolfsburgo borró a las blaugrana del mapa en la primera parte con los tantos de Pajor y Popp. Aparecieron las dudas y los fantasmas de Turín. Parecía que aún no habían aprendido a jugar finales, pero la remontada en 20 minutos al comenzar la segunda mitad demostró que sí que habían madurado. Fridolina Rolfö completó el trabajo rematando el doblete de Patri Guijarro para sellar una victoria de oficio, de las que construyen leyendas.
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La historia no arrancó bien. Si en Turín fueron seis los minutos que necesitó Amandine Henry para bajar a las blaugrana a la tierra, en Eindhoven al Wolfsburgo le bastó con cuatro para demostrar que al Barça aún le siguen quedando grandes las finales. La máxima goleadora de esta competición, Ewa Pajor, no perdonó un grave error de Lucy Bronze para perforar la portería de Paños con un potente cañonazo desde la frontal que la portera alicantina rozó con los dedos, sin lograr detener. Minuto 4 y 0-1. Era el momento de la verdad. ¿Había madurado este Barça? La respuesta la daba Alex Popp en el minuto 37, poniendo el 0 a 2 en una jugada con el sello del Wolfsburgo. Un cabezazo de la capitana alemana con el que igualó a Ada Hegerberg (Lyon) como únicas futbolistas que han marcado en cuatro finales de la Champions.
Las jugadoras celebraron la remontada agradeciendo al público, al club y a su familias un apoyo que ha sido clave para ganar la Champions
Los primeros 45 minutos del Barça fueron para olvidar. Ante un Wolfsburgo que impuso su partido, las blaugrana hicieron aguas en defensa –de donde salió el primer gol-, y se ahogaron en el férreo marcaje individual planteado por Tommy Stroot, incapaces de anotar un gol que las metiese de nuevo en el partido.
Giráldez había apostado por Mariona de falsa ‘9’, con Salma Paralluelo en banda izquierda para buscar la espalda de Wilms con su velocidad, igual que Graham Hansen por la derecha con Rauch. A la noruega le funcionó. Igual que en los enfrentamientos de la temporada pasada ante las alemanas, la extremo superó una y otra vez a una Rauch impotente. A Paralluelo, en cambio, le costó adaptarse dejando claro que aún le falta experiencia en este tipo de partidos. No convenció el juego tampoco a su técnico, un Jonatan Giráldez incapaz de esconder su enfado en el banquillo. Minutos antes del descanso, mandó a calentar a Geyse y a una Alexia Putellas que fue recibida por la grada con una gran ovación.
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El Barça necesitaba desesperadamente que llegase el descanso. Y como por arte magia, el equipo que se presentó en la segunda mitad fue otro. Ese más maduro y experimentado del que hablaban las jugadoras en la previa. Ese capaz de transformar una remontada épica y darle la vuelta al marcador en 20 minutos. Y todo, liderado por una acertada Patri Guijarro. La centrocampista balear perforó la portería del Wolfsburgo a los tres minutos de reanudarse el encuentro después de una gran jugada de Graham Hansen por la derecha, con una inteligente Aitana Bonmatí, que dejó pasar el balón habilitando la llegada de Patri. Sin tiempo para la reacción de las lobas, la blaugrana volvería a enviar el balón al fondo de la red rematando a placer ante la pasividad de la defensa alemana. A el Wolfsburgo no le temblaron las piernas cuando encajaron el empate y siguieron creyendo en sus posibilidades. Finalmente, después de unos minutos intentando meter el miedo en el cuerpo a las blaugrana, apareció Rolfö para culminar la remontada en el 71. Un gol que celebraron en el córner junto a una eufórica Alexia Putellas, que calentaba en la banda esperando su momento. No llegó hasta el 90. La centrocampista sufrió desde dentro con el último remate de Bremer que salvó Paños antes del pitido final y puso el mejor broche a uno de los años más difíciles de su carrera levantando su primera Champions como capitana.