Ídolas

Final de la Champions League

No es sólo ganar, y cómo ganaron. No es sólo vencer, y cómo remontaron. Es construir hábitos. Es formar parte de nuestras vidas. Es conseguir que miles de personas se desplacen a los Países Bajos, como el año pasado a Turín, para disfrutar, sufrir, vibrar, llorar, reír y celebrar con sus ídolas. No es sólo levantar la segunda Champions. Es generar un nuevo imaginario. No es sólo levantar al cielo de Eindhoven el título continental más importante. Es lograr que en muchísimas casas las niñas y también los niños se sienten delante de la televisión para comprobar que sí, que ellas son la referencia. Que Aitana Bonmatí es una futbolista de otra galaxia. Que Graham Hansen regatea como los ángeles. Que Patri Guijarro sabe aguijonear la portería rival. Que todo el equipo tiene el espíritu de Alexia Putellas, la reina lesionada y que pudo participar al final tras meses y meses de martirio por su rodilla. Ella fue la encargada de recoger el trofeo. Un trofeo de mérito mancomunado.

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Aitana Bonmatí se abraza al trofeo de la Champions

PIROSCHKA VAN DE WOUW / Reuters

En un club con múltiples problemas, en especial de índole económico, las mujeres del Barça son uno de sus mayores orgullos y son, sin duda, su equipo más ganador. Arrasan Liga tras Liga y han llegado a cuatro finales de Champions en cinco temporadas. “Las mujeres nos están guiando para competir, no se cansan de ganar. Son un ejemplo. Soy un admirador de este equipo”, reconoce el técnico del masculino, Xavi Hernández. Ya le gustaría a sus muchachos tener la trayectoria europea de sus colegas del femenino.

No es sólo ganar, es construir hábitos,
no es sólo vencer, es formar parte de nuestras vidas

En un panorama de recortes en todas las áreas del Barça Joan Laporta, que se dio un baño de masas en Eindhoven, tendría que hacer una excepción y no tocar para nada el presupuesto del femenino. En todo caso potenciarlo aún más.

Porque los errores de gestión en la última década han sido clamorosos en el Barcelona. En cambio, entre los aciertos sobresale uno. Apostar por las mujeres, ser pioneros en España en este ámbito y construir un nuevo campo. Dentro de un terreno por descubrir y que todavía tiene muchas carencias y recorridos el Barça se ha convertido en referente mundial. No sólo se trata de estética, sino de beneficios, de una nueva área de negocios y de abrir una veta de dinero.

En su momento el Barcelona hizo bandera de sus valores y se llenó la boca con su idiosincrasia. Entre derrotas, polémicas y cuitas judiciales todo ese buenismo distintivo fue a parar a la papelera.

Pero quedaban ellas para rescatar el ADN del club, para ilusionar a nuevo público, formado por el de toda la vida pero también por chicas y chicos que se han enganchado al barcelonismo con un doble motivo para aplaudir a sus ídolas.

Y con el partido de Eindhoven tuvieron más razones que nunca para la ovación. Con 0-2 y con el recuerdo de la final del año pasado en el horizonte hubiera sido factible una caída de brazos y una rendición anticipada. Pero en el Philips Stadion ni una sola de las futbolistas de Giráldez tiró la toalla.

Habían mostrado fútbol pero añadieron agallas, carácter, convicción y resolución. Apretaron los dientes y le dieron la vuelta al decorado. Puestas a ganar lo hicieron de una forma emotiva, remando a contracorriente y con el corazón a mil por hora. Con ellas todo el barcelonismo latió. Hace menos de diez años hubiera resultado imposible. No sólo de vivirlo, sino siquiera de imaginarlo. Esa es la verdadera conquista. Después, ganar o perder ya es deporte.

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