Divorcios senior: ¿Por qué cada vez más personas acaban su matrimonio en la madurez?

Vivo

Los divorcios de personas de más de 50 años han aumentado diez puntos en la última década. La pandemia ha contribuido a acelerar la tendencia

Los expertos explican que, aunque las mujeres suelen tener mayores dificultades económicas, afrontan mejor la situación porque tienen redes familiares, sociales y de amistad más sólidas

Antonia, divorcios senior

Antonia puso fin a su matrimonio tras tres décadas: “Creo que es de las mejores decisiones que he tomado en mi vida”

Xavi Jurio

“Marcharme de casa fue como destapar una olla a presión. Se liberó mucha tensión, tanto para mí como para el resto de la familia. No sé cuántos años de vida me quedan, pero quiero pasarlos en paz”, dice Vicente (este no es su nombre real), a punto de convertirse en sexagenario. Después de unos meses de dormir poco, perder peso y “pasar todo el tiempo posible fuera de casa, paseando y pensando”, tomó una decisión que llevaba por lo menos cinco años madurando a cocción lenta.

“Hasta aquí hemos llegado. No hemos sabido trabajar en equipo”, le dijo hace poco más de un mes a la madre de sus hijos y su pareja durante unos 30 años. Al cabo de unos días, un amigo le ayudó a llevarse sus cosas y avisó por mensaje de WhatsApp a sus hijos que ya no volvería a casa. Desde entonces -explica-, ha recuperado el sueño y hasta ha ganado unos kilos. “Lo llevo muy bien. Estoy tranquilo. Ya no hay tensión”, dice.

Tenía ganas de separarme desde hace mucho tiempo. Pero siempre había excusas para retrasarlo...

Antonia divorcio senior
Antonia (57)

A Antonia (57) también le llevó mucho tiempo ponerle fin a su matrimonio, de 31 años. “Tenía ganas de separarme desde hace mucho tiempo. Pero siempre había excusas para retrasarlo: o porque mis hijos eran pequeños, y pensaba que les haría daño o que tendría que compartir la custodia, o porque mi marido estaba en el paro… Cuando cumplí 56 años, dije: ‘Si no lo hago ahora, no lo hago nunca’. Tenía muchos ataques de ansiedad. Sentí que se me había acabado el tiempo”, explica.

“Descubrí que la vida no se acaba después de los cincuenta años. Creo que es de las mejores decisiones que he tomado en mi vida”, dice Antonia, casi dos años más tarde, e indica: “Estoy disfrutando de una vida nueva y emocionante. Me he abierto a nuevas relaciones. Cambié mi trabajo de hace 21 años, que no me gustaba”. El verano pasado -explica-, se montó por primera vez en moto de agua con un amigo. “Me vi capaz de hacer cosas que no creía que podía”, apunta.

Los datos

Entre 2013 y 2021, los divorcios entre personas de más de 70 años se duplicaron

Los suyos no son casos aislados. “En la última década, se ha incrementado considerablemente la cantidad de personas que se divorcian en edades mayores. Si en el 2013 sólo el 27% de los divorcios en España tenían más de 50 años, en el 2021 eran casi el 40%, según el INE”, dice el profesor de Antropología Social de la Universidad de Barcelona Xavier Roigé. El experto indica que el término ‘divorcio gris’ -que hace referencia a las canas-, “es una denominación que se usa popularmente” para hablar de divorcios desde los 50 años en adelante, aunque aclara que “encontramos situaciones muy distintas según el grupo de edad, la clase social y el género”.

En concreto, según estadísticas oficiales, entre 2013 y 2021, los divorcios en los que la esposa tenía entre 50 y 59 años aumentaron un 36%; un 41% en los que ella tenía entre 60 y 69 años; y se duplicaron (aumentaron un 56%) los casos entre mujeres que tenían 70 años o más. Los datos son significativamente más bajos en varones: los divorcios en los que el esposo tenía de 50 a 59 años crecieron un 25%; de 60 a 69, un 31%, y de 70 o más fueron un poco más del doble (51% más). “No es lo mismo cuando tienen 50 o 60 años, que cuando tienen 70 u 80. Son circunstancias de vida muy diferentes”, explica el profesor y apunta: “Aunque un divorcio a los cincuenta no se diferencia tanto de uno a los cuarenta, sí que es menos esperado socialmente”.

Club del Divorcio

Una quedada organizada por El Club del Divorcio de Barcelona

cedidas

Así lo observa la abogada de familia Elena Crespo. “Los abogados antes casi no veíamos divorcios de personas de 60, 65 o incluso 70 años y ahora hay cada vez más”, asegura. “Ha habido un aumento bastante significativo. La gente se separa más mayor que antes. Incluso he tenido casos de abuelos”, coincide Esther Fernández Lucas que, además de ser abogada de familia desde hace más de 25 años, también es cofundadora del Club del Divorcio, un grupo que organiza encuentros -“cenas, copas, excursiones, cine”- a través de la app Meetup en Barcelona.

En el 'Club del Divorcio', el 70% somos mujeres. Se escucha mucho lo de ‘Ya no puedo más: he hecho de mujer, de madre y de ama de casa. Ahora me toca a mí

Club del Divorcio
Esther Fernández LucasCofundadora del Club del Divorcio

¿Por qué cada vez más personas deciden dejar a su pareja después de los cincuenta? Para la psicóloga Sheila Estévez, “El hecho de que vivamos más tiempo de vida, facilita que se recalculen coordenadas para no perderse en un vínculo que ha quedado obsoleto con el paso de los años, ya sea porque no se ha sabido cuidar o porque realmente lo que hubo ya ha dejado de existir. Estamos en constante evolución y muchas veces crecemos en direcciones opuestas”.

“Tenemos las tasas de esperanza de vida más largas del mundo. Vivimos más años y, por lo tanto, hay más posibilidades de compartir una larga trayectoria con otra persona”, dice el antropólogo Xavier Roigé. “Además, son personas que han crecido con nuevas ideas respecto a lo que significa el matrimonio, sobre todo las que nacieron en los años 60’ o 70’. Se han hecho mayores en una sociedad donde hay una mayor frecuencia de divorcio en todas las edades”, argumenta.

Los hombres se justifican por querer vivir nuevas experiencias; las mujeres buscan liberarse de las presiones del modelo convencional de familia

Horizontal
Xavier RoigéAntropólogo

“No es lo mismo una persona de 55 o 60 años hoy que hace 15 o 20 años”, dice Fernández Lucas, y explica: “en el Club del Divorcio el 70% somos mujeres. Lo que se escucha mucho es esto de ‘Ya no puedo más. He hecho de mujer, de madre, de ama de casa. Ahora necesito tiempo para mí’”. Para Xavier Roigé, además de la independencia económica de los cónyuges y de que los hijos ya no vivan en casa, hay otros motivos que se asocian al género: “En los hombres se justifica más para querer vivir nuevas experiencias, mientras que las mujeres suelen querer liberarse de las presiones que vivieron por los modelos convencionales de familia”. 

Lee también

Las dificultades económicas frenan una ola de divorcios tras la pandemia

Antoni López TovarBarcelona
Divorcios senior: ¿Por qué cada vez más personas acaban su matrimonio en la madurez?

“Te metes en una monotonía cada vez más fuerte. Siempre es lo mismo y ya no hay nada que te motive. Nosotros estábamos mucho solos los dos, no veíamos a otra gente”, explica Antonia. Para Vicente, “el hecho de crecer en distintas direcciones no tiene por qué ser algo malo, pero si no hay diálogo y confianza, es muy difícil. Nosotros hicimos terapia familiar y no funcionó”.

No es una decisión que se tome a la ligera. A veces pasan años desde que tengo un primer asesoramiento con un cliente hasta que toma la decisión

Las prioridades en los despachos de abogados cambia con la edad. Los más jóvenes discuten por los hijos; los mayores, por el patrimonio
Elena CrespoAbogada

Aunque para sus parejas pudo haber parecido algo inesperado, ellos no actuaron por impulso. “En mi experiencia, no es una decisión que se tome a la ligera. A veces pasan años desde que tengo un primer asesoramiento con un cliente hasta que toma la decisión”, explica la abogada Elena Crespo. “Hay gente a la que le lleva mucho tiempo. Son muchos años de relación. Tienes hijos, amistades y una vivienda en común. Renunciar a todo eso y empezar de cero es un riesgo muy grande. Hay gente que aguanta lo indecible para no asumirlo”, dice Xavier, cofundador del Club del Divorcio. 

“Conforme va pasando el tiempo, te da cada vez más miedo tomar esa decisión. Tenemos una mentalidad según la cual pasados los 55 años ya te queda poco por hacer”, dice Antonia. “Hace años que ya valoré la idea del divorcio, pero hubiera tenido que afrontar una pensión muy alta. Los números no daban. Quedaba callar y aguantar”, explica Vicente. Sus hijos ya son mayores de edad. “Finalmente, el verano pasado lo vi claro”, dice. Se asesoró con una abogada y en pocos meses dio el paso.

Distintos factores pueden motivar una decisión de este tipo, asegura Sheila Estévez. Además de que los hijos sean mayores, que exista una independencia económica de la mujer y el hombre, “que da la posibilidad de elegir irse o quedarse en el proyecto de vida construido” y los cambios sociales. “Hoy en día es algo que no se penaliza cuando antes ni se planteaba como opción”, indica.

No llevó bien la jubilación y focalizó todo ese malestar en mí. Empezó a reprocharme que había vivido a costa de él. Yo no entendía qué estaba pasando...

ruptura
Maria (55)

Sin embargo, aclara que “el motivo directo o indirecto es la infelicidad, la pérdida de motivación, la tristeza, la apatía y la sensación de vacío”. Al tomar la decisión -indica-, es importante tener en claro que las razones de ese malestar están “dentro de la pareja y no fuera”, y que dar este paso puede potenciar su mejor versión actual.

“Mucha gente toma la decisión de separarse cuando los hijos ya no son tan dependientes o cuando ya alcanzan la mayoría de edad, para evitar el tema de las guardias y custodias”, dice Fernández Lucas. En su experiencia, muchos de estos divorcios “se hacen directamente en el notario, sin necesidad de pasar por un juzgado”.

Vicenta divorcios senior

“Descubrí que la vida no se acaba después de los cincuenta años. Creo que es de las mejores decisiones que he tomado en mi vida” (Antonia)

Xavi Jurio

“Si bien yo tomé la decisión, el divorcio fue de mutuo acuerdo”, dice Antonia, y agrega: “Mi ex marido me lo puso muy fácil. Aunque al principio le costó, pero hablamos mucho. Al final me ayudó a hacer la mudanza y en todo lo que pudo. Se lo agradeceré siempre”. Sin embargo, muchos matrimonios no terminan de una buena manera.

Cuando me divorcié yo hacía media jornada. He llorado mucho porque no me llegaba el dinero. Mi madre me ha echado un cable

Es importante expresar lo que se siente
Lola (64)

“Es muy duro cuando se acaban las cosas a esta edad”, dice Maria, que se casó cuando tenía 25 años y hoy, 30 años después, está en pleno proceso de divorcio. “Intentas llegar a un acuerdo. En nuestro caso, no fue posible. Llevamos más de dos años tramitando el divorcio”, dice. Mientras, ella y su exesposo viven en la misma casa. Al principio -explica- lo llevaba muy mal. “Él hacía cosas para provocarme y que yo me marchara de casa. Pero decidí quedarme y aguantar”, dice.

Los problemas empezaron cuando él decidió jubilarse. Los dos se habían dedicado durante 25 años al negocio familiar. “No llevó bien la jubilación y focalizó todo ese malestar en mí. Empezó a reprocharme que yo había vivido a costa de él. A decirme que todo era suyo. Yo no entendía qué era lo que estaba pasando. Siempre habíamos tenido un buen matrimonio. Intenté por todas las vías, hicimos terapia, pero nada funcionó. Ya decidí dejar de luchar”, explica Maria.

“En la jubilación hay un cierto repunte de los divorcios, porque se afronta una nueva manera de vivir, con otros tiempos de convivencia de la pareja, y afloran tensiones que quizás antes no se daban, cuando pasaban el día trabajando fuera de casa”, explica el antropólogo Xavier Roigé y añade: “Para los hombres suele ser más difícil aceptar la jubilación. Muchos pasan a estar en casa pero siguen sin colaborar en las tareas domésticas, lo que hace que se evidencien más las desigualdades en este plano”.

Para los hombres suele ser más difícil aceptar la jubilación. Muchos pasan a estar en casa pero siguen sin colaborar en las tareas domésticas, lo que hace que se evidencien más las desigualdades

Horizontal
Xavier RoigéAntropólogo

Lola (64) se divorció por primera vez en la década de los 80’, cuando tenía 28 años. “Era muy diferente. Ahora el divorcio está mucho más aceptado”, asegura. Después de descubrir que su segundo esposo le era infiel, esperó a que la hija que tienen común cumpliera quince años para volver a separarse. “Estiré la situación para ver si se arreglaba por mi hija. Pero la cosa iba cada vez peor”, dice.

“Aunque el divorcio esté normalizado en todas las etapas de la vida, no tenemos que olvidar que al final es un empobrecimiento para muchas personas”, apunta la abogada Elena Crespo, y añade: “No solo tiene un impacto a nivel emocional, porque muchas veces implica dejar atrás toda una vida compartida, sino también económico. Aumentan los gastos y se reducen los ingresos. No es lo mismo mantener una vivienda con dos nóminas, que dos viviendas por separado”.

Lee también

Así ha cambiado la Covid-19 las relaciones y las actitudes sociales

Rocío Carmona
Horizontal

En su experiencia, ha observado que “a pesar de la incorporación de la mujer al mundo laboral, todavía hay muchas que han cogido la reducción de jornada o han dejado de trabajar para dedicarse al cuidado de los hijos y que de mayores se encuentran sin ingresos y en una situación de vulnerabilidad económica”. En estos casos -indica-, lo que se reclama muchas veces es una pensión compensatoria de carácter vitalicio. “Cuando me divorcié yo hacía media jornada. He llorado mucho porque no me llegaba el dinero. Mi madre me ha echado un cable”, dice Lola.

Aunque las mujeres suelen tener mayores dificultades económicas, por lo general tienen redes familiares, sociales y de amistad más sólidas, lo que les permite afrontar mejor esta situación

Horizontal
Xavier RoigéAntropólogo

“En todas las edades, el divorcio supone una serie de reajustes familiares, de vivienda, en las relaciones con los hijos y en los gastos. Todo ello es más soportable para las clases con mayores posibilidades económicas. Para las menos favorecidas, suele suponer una situación de mayor empobrecimiento. No es lo mismo si los dos trabajan, si hay ingresos, si hay una vivienda ya pagada”, apunta el profesor Xavier Roigé y añade: “Por lo general, para las mujeres es más difícil, porque todavía existen diferencias de ingresos. En muchos casos, las dificultades económicas pueden ser un factor disuasorio”.

Horizontal

Las personas de 65, 70 o 75 años son hoy más adultas que viejas

Xavier Cervera / Propias

Sin embargo, el experto aclara que “aunque las mujeres suelen tener mayores dificultades económicas, por lo general tienen redes familiares, sociales y de amistad más sólidas, lo que les permite afrontar mejor esta situación”.

¿Cómo es enfrentar un divorcio en esta etapa de la vida? “Te da la sensación de que ya eres muy mayor”, asegura Lola y añade: “Dices: ‘¿Qué haré?’. Pero no puedes estar viviendo durante años con una persona que te esté machacando y te haga infeliz. Nadie es dueño de nadie. Eso no es vida. Aquí no hemos venido a sufrir sino a aprender”. Antonia coincide: “Si estás mal en tu matrimonio, merece la pena probar otras cosas. Para mí, ha sido redescubrirme”.

Mis hijos están dolidos y no quieren hablar conmigo, excepto uno de ellos. Supongo que es normal, ya que deben estar haciendo su duelo

Horizontal
Vicente

“Yo entré en una depresión muy grande”, indica Maria y agrega: “Me ayudó mucho hacer terapia, porque después de 30 años juntos el enganche emocional es muy fuerte. Todavía me queda camino por recorrer. Lo que más me preocupa de la nueva situación es enfermarme o que me pase algo y encontrarme sola”.

“Por cómo evolucionó la pareja y la familia, siempre supe que, de una manera u otra, iba a sentirme y a estar solo en la vejez. Para estar solo, prefiero estar solo y tranquilo”, dice Vicente, aunque aclara que no todo es fácil. “Mis hijos están dolidos y no quieren hablar conmigo, excepto uno de ellos. Supongo que es normal, ya que deben estar haciendo su duelo”, indica.

Aunque sean mayores, el divorcio puede suponer un golpe emocional para los hijos. La madre de Víctor Herrera (35) decidió rehacer su vida hace siete años, bien superada la cincuentena. “Fue muy repentino. Mis padres llevaban más de treinta años juntos. De un día para el otro, mi madre le dijo a mi padre que había estado hablando con otra persona y que se iba de casa”, explica. Hoy ella vive junto a su nueva pareja en León.

Mis dos hermanos y yo teníamos una buena relación con mi madre. Ahora no: se fue a vivir muy lejos y no se portó bien con nuestro padre

divorcios senior
Víctor Herrera35 años

Él vivió el divorcio de sus padres como una ruptura. “Mis hermanos y yo teníamos una buena relación con mi madre. Ahora no”, dice Herrera”, explica y añade: “Nadie tiene que estar con una persona si ya no la quiere o si se ha acabado el amor, pero no se puede tomar una decisión tan drástica y dejar sola a una persona de un día para otro. Mi padre no sabía ni cocinar, ni lavar la ropa, ni pagar la factura de gas. Con mi cuñada tuvimos que enseñarle a hacerlo todo. Hubiera sido mejor hablarlo bien y apoyarse en la familia”.

Sheila Estévez.

“Compartir el cambio de etapa con los seres cercanos, familia y amigos ayuda a sostenerse en momentos difíciles a nivel emocional” (Sheila Estévez, psicóloga)

LV

“Compartir el cambio de etapa con los seres cercanos, familia y amigos ayuda a sostenerse en momentos difíciles a nivel emocional”, dice Sheila Estévez. “Siempre es importante intentar llegar a un acuerdo amistoso, justo y equilibrado, donde las dos partes puedan estar satisfechas”, apunta la abogada Elena Crespo. En caso de no ser posible, la recomendación de la psicóloga Sheila Estévez es “que medie un profesional, para trabajar en poder cerrar emocional y logísticamente esta etapa de la vida lo mejor posible”.

A las mujeres entrevistadas, sumarse a los encuentros del Club del Divorcio les permitió empezar a construir una nueva vida social, por su cuenta. “Es un grupo maravilloso. Hay muy buena vibra. La gente no va ahí a ligotear sino a pasar un buen rato”, explica Lola y añade: “Al principio sientes que eres muy mayor, pero después te das cuenta de que hay vida. La gente sigue saliendo y haciendo nuevos amigos”.

“La primera fase de duelo es la más dura porque hay que empezar de nuevo. Luego pasas a otra en la que descubres que hay mucho por hacer y que incluso te lo puedes pasar bien”, dice Xavier. “Si bien el divorcio es el final de una etapa, la vida sigue. Hay vida después del divorcio”, dice Esther Fernández Lucas.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...